Esperando en lista de espera

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Yo recomendaría no ir al ginecólogo nunca. Los médicos seguro que no están de acuerdo, pero cada vez que voy salgo peor que entré. La primera vez que fui me encontraron un tumor y me dieron puntos, y solo iba para saludar.

La ultima decidí ir por la Inseguridad Asocial. ¿Que me van a tocar y no voy a cobrar?, por lo menos que tampoco me cobren. Total para que me digan las mismas cosas chungas en los dos, que me salga gratis.

No voy a escribir sobre lo típico, porque todas odiamos a este personaje y hablamos sobre lo mismo, que si relájate y no puedes, que si la posturita incomoda, etc.

Yo sólo se que entré para una revisión y salí con un papel firmado contra mi real voluntad de que si surgen complicaciones en vez de hacerme unos agujeritos pequeños, me rajan en canal o me pueden echar aditivos varios, para volverme radioactiva.
Y me dejan formando parte de una extraña lista en la que quedas esperando a una llamada en los posibles próximos 6 meses.
Es angustioso, acabas de firmar tu testamento medico, tocho de papeles y luego te dicen que te pueden operar en algún momento indefinido en los próximos 6 meses, si se pasa de esa fecha que reclames.
Me asaltan las dudas, si es grave como no me dan fecha ya, momento y lugar. ¿Y si me pasa algo?. ¿Y si me llaman cuando no puedo ir?, esas cosas tienes que poder organizarlas de alguna manera.
No pueden llamarte así de buenas, un sábado a la tarde que ibas de marcha: “oiga que mañana a las 8 que le vamos a operar“. Igual lo hacen así para ahorrarse anestesia y desinfectante, porque te pillan en plan resacoso. Además es obligatorio acudir, porque si les dices “es que hoy no me pillan muy bien tengo billetes pagados a Cancún…” pierdes tu derecho a operarte por los siglos de los siglos, amen.

Estoy leyendo los motivos válidos por los cuales quedo libre de acudir en la fecha que les salga de los coj… y poder posponerlo. Y resulta que si me he muerto estoy eximida, muy tranquilizador.
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Decidir

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Cosas entre las que no puedo decidirme:

- Ir súper sexy a tu cita o cómoda para concentrase en lo que hace falta.

- Salado o dulce.

- Internet o paseo al aire libre.

- Trabajo por cuenta propia o cuenta ajena.

- Vacaciones de playa o montaña.

- Sexo o dormir un poco mas.

Respuesta única: “Quiero los dos”

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Interior en blanco

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Hoy voy criticar una moda, porque yo lo valgo.

Ahora que se lleva tanto esto de los reportajes a las mansiones de los ricos, o pijos, o fashions, no hago mas que ver lo mismo en todas las casas.

Marcos colgados en la paredes vacíos, solo el marco y nada mas. Vale que el marco sea bonito, divino de la muerte. Pero no me puedo creer que no tengas una foto bonita para poner allí.

Que no tienes familia o amigos y no tienes fotos, pues una de los sitios que has estado o te gustaría estar. Flores o hojas que has recogido del campo. Un poema escrito a mano, un recorte de periódico, algo. Es triste que alguien tenga una vida tan vacía como para no poder llenar un marco.

Un marco todo lo hace mejor, la receta mágica del bizcocho de la abuela, la primera radiografía de tu hijo, o su primer dibujo, tu titulo académico, la entrada de cine que provoco tu primer beso, o el billete de avión que nunca pudiste coger, si los enmarcas siempre provocaran en ti una sensación cuando cruces tu ojos con ellos.

Por eso no entiendo que alguien se enorgullezca de semejante vacío, no es fashion queridos, es de lerdos… Al paredón con ellos.
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Lugar de culto; la ducha.

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La ducha es uno de mis lugares místicos. Allí pierdo la noción del tiempo y del espacio. A veces canto. A veces lloro, total con el agua no se nota.

Las mejores ideas se me ocurren allí, encuentro soluciones estupendas a los problemas. Me vuelvo súper creativa. Bajo el calido chorro se me han ocurrido los mejores post.

Cuando era pequeña o adolescente mis padres cerraban la botella del gas, para que me saliera agua fría y terminara de una vez.

Cuando fui independiente económicamente, decidí que el gas butano no era un gasto o un derroche, era una inversión. Media hora de agua a temperatura de pelar los pollos no era para tanto. Fregaría los platos con agua fría si hacía falta. Pero que nada me quitara mi rato de pensar y sobre todo de crear.

El único problema que le encuentro que es lo que se me ocurre allí y no puedo anotar, hacer o lo que corresponda justo al salir, se pierde en el olvido.

Quiero colgar una pizarra en mi lugar de culto. Así mientras el agua masajea mi cuello escribir o dibujar todas esas cosas trascendentales.

Lo que no sé, es que me contestaran en la tienda cuando pida una pizarra resistente al agua.

¿Alguien se le ocurre alguna idea?
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PP

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Hay días que odio mi vida, no mi vida en general, mas en particular el ritmo que ha tomado últimamente.

Esta mañana temprano voy a trabajar a Culete del Mundo. Por la autopista veo un perro cojeando, seguramente atropellado. Dudo entre parar y cogerlo o no, tengo una vida tan horrible que no puedo permitirme perder media hora para intentar ayudar el pobre chucho, tampoco podría llevarlo a un veterinario hasta la noche mi jornada laboral es así de intensa. Toda la mañana pensando que habría sido del pobre animal. Odio mi vida.

Cuando llego a la primera visita me doy cuenta que he olvidado mi cámara (imprescindible para hacer el trabajo) encima del mueble del recibidor de casa. Odio mi vida.

Recuerdo que tengo un móvil con cámara decente y decido usarlo. No tiene batería suficiente. Odio mi vida.

Termino la visita con el móvil agonizando. Tengo un cargador de móvil en el coche, pero hoy he cogido el del Idiotizador. Odio mi vida.

El Idotizador tiene varios cargadores de móviles en el coche pero ninguno es valido para el mío. Odio mi vida

Decido comprar uno. Solo hay una tienda de móviles donde estoy y solo tienen uno que vale 18 euros que no tengo. Odio mi vida.

Voy al siguiente pueblo, el coche del Idiotizador pita a reserva. Le quedaban 150 kilómetros de autonomía, ahora de repente solo 40. Odio mi vida.

Llego por fin al pueblo solo hay dos tiendas de móviles, en una no tienen, en lo otra tienen el mismo que en el otro pueblo pero a 25 euros. Odio mi vida.

Me dicen que en el pueblo de al lado si lo tienen seguro, uno que vale 8 euros (viva el libre mercado) y allá voy. Al volver no encuentro aparcamiento, y tengo que meterme en un PP. Soy consciente que no debo llevar monedas suficientes, pero tengo tarjeta de crédito. Ayer gaste las que me quedaban en la compra del súper, porque soy pobre y rapiño cada dos por tres mi monedero. Odio mi vida.

Termino la visita de trabajo y vuelvo al PP meto el ticket en la maquinita y me pide el robo de 85 cts. Solo tengo 70 cts. Odio mi vida.

El cajero no acepta tarjetas de crédito. Odio mi vida.

El Idiotizador tiene un montón de monedas en el coche desperdigadas. Corro a por ellas, cuanto mas tarde mas subirá el importe. Todas las monedas son de uno o dos céntimos, el cajero admite a partir de 5. Ya pide 1,20. Odio mi vida

Busco un cajero de mi banco cercano, para atracar mi cuenta. Esta cerca de a tomar por… y no puedo ir en coche claro. Odio mi vida.

Vuelvo con un billete de 20 euros que es lo mínimo que me deja atracar mi banco. La caja del PP solo admite billetes de 5 y 10 euros. Odio mi vida.

Por fin consigo cambio. Vuelvo pensando si veré el perro esmagado en alguna cuneta. Llego a casa por fin, tarde, muerta de hambre y sin tiempo para nada antes de ir a mi curro 2. En mi curro 2 abro mi bolso, allí encuentro un neceser que lleva todo el día conmigo, con dinero y cambio de sobra de mi curro 2. Odio mi vida.

Nota: PP = P*** Parking
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Mis 5 peores citas (entrega 6 de regalo)

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Esta entrega de regalo, una vez mas salió de Internet. Y es la historia de cómo puedes pasar de estar medio orgullosa de tu cita, a jurar jamás confesarla por extrema vergüenza ajena.
Jamás pensé que alguien como este espécimen fuera a saludarme en el ciber mundo hambriento de amor. Yo proclamaba a los cuatro vientos mi vida bohemia, mis hobbies jardineros, y él era un cachas de gimnasio. No cuadraba su imagen metrosexual con la forma de escribir. Por eso quedé, porque el insistía que no se podía juzgar por las apariencias. También porque se había ofrecido a cavar en mi huerta sin camiseta y semejante regalo para el vecindario no se podía desdeñar.

Iba con un poco de reparo, todas mis ideas sobre la belleza interior y ciertos valores, se iban a perder con esta cita. Habíamos quedado en una cafetería debajo del edificio donde vivía un amigo. Me moría de vergüenza de pensar que por un casual me viera con el espécimen metrosexual. “¿Íncara con un cachas de gimnasio, se había echado a perder?” Íncara claro, el cachitas no.

Quedamos y resultó tener una conversación agradable, sobre temas nada superfluos, pero si muy idealistas. Su ideal de mujer y el amor, me parecieron inalcanzables en esta dimensión. Pero si le iba bien, yo no le iba a bajar del guindo. Mucha labia, mucho piropo, pero nada de concretar. Al final cansino. Decía que el no besaba hasta que la otra persona lo deseba profundamente y solo con amor de por medio. Me costaba creérmelo. Se fue y no me quiso dar el móvil, ya nos veríamos. Jamás volvió a conectar conmigo. Pero siempre me quedaba ese gustillo una chica como yo había quedado con un cachas de gimnasio.

A los meses encontré cierto video en Internet. El chico participaba en un concurso televisivo, sobre encontrar pareja, (con semejantes condiciones no me extraña que siguiera y siga buscando). Para conseguir féminas los chicos debían mostrar alguna habilidad. Este había elegido su mayor deshabilidad y única según él, en un claro ejemplo de su soberbia autoestima. Era el video mas visto de la web, por semejante desastre auditivo, yo os aseguro que sé de donde vienen las inundaciones del sur de España. Me dije que jamás volvería a decir que conocía ese tío.

Pero un día en una cena chisposa contando citas chungas. Comenté esta, débil que es una, cuando resulta que una amiga compartía semejante vergüenza ajena por haber acudido a esta misma cita. Estoy segura que el numero de damnificadas es elevado…
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Mis 5 peores citas (entrega 5 que no la última)

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La quinta entrega procede de Internet, como no… Esta es muuuuuy larga así que la haré versión telegrama.

Día 1 Quedamos, el chico no me gusta, pero me pilla distraída en medio de una conversación intranscendente y me dice que si volvemos a quedar, yo digo si, pero si a la conversación que llevábamos, así que volvimos a quedar.

Día 7 En la segunda cita me gusto bastante y repetimos.

Día 15 El chico dice que le gusto y tal, pero que mi política de no compromiso y hacer lo que me pida el cuerpo no va con él, que solo amistad no, que quiere ser mi novio oficial (y luego siempre somos las tías las que queremos compromisos).

Día 21 (aproximadamente) el chico sufre un accidente de trafico, yo no me entero hasta el día siguiente, en el conozco a toda su familia en la puerta de la UVI y soy presentada como la novia oficial ( el chico hacía 10 años que no se le conocía chica y ya pensaban que era gay no confeso).

Día 50 El chico lleva mas tiempo en coma, que despierto, desde que nos conocemos. Ya soy amigüita de toda su familia, que son ciento y su madre.

Día 51 Despierta la criatura, y nadie da un duro por él, no se sabe como esta mental, ni físicamente y si se recuperara.

Día 58 El chico parece estar bien mentalmente, solo parece sufrir amnesia con algunas partes de nuestra relación. Sufre cabreos repentinos en los que dice que no quiere verme jamás y después me sigue hablando como siempre y se pregunta por que no le llame esa noche.

Día 63 Sus padres no me dirigen la palabra, piensan que soy yo la que no quiere estar con el y dicen que para eso que no hubiera aparecido por urgencias. El cada vez parece recordar menos cosas de nuestra relación pre-accidente. Y decido que será mejor empezar de cero como amigos y lo que tenga que ser que sea.

Día 64 Le dan el alta. El chico apenas camina y tendrá que hacer una larga recuperación. No podrá salir de casa por su propio pie en varios meses. La familia me tiene prohibido el ir a su casa a visitarle. Dice que me llamara o nos hablaremos por Internet

Día 69 Sin noticias, no coge el teléfono, no aparece por el messenger…

Día 70 Llamo y coge. Oh, milagro. Se confiesa y dice que me ha mentido. Que fingió la amnesia para saber cuanto lo quería y si estaba dispuesta a sufrir. Que era algo así como cuando das una bofetada a un niño para que aprenda. Me enfado mucho, tamaño sideral. Me pregunta que si volveremos a hablar, yo le dije que no tenía ganas…

Día 71 Nunca supe mas de él excepto un sms intranscendente y noticias lejanas de terceros muy terceros. Me hice muy famosa en mi curro del momento por esta historia. Fue el empujón definitivo para escribir seguido en el blog.

Siempre recordare un día que en la ofician de mi curro me preguntó por él una de las administrativas, explique sin explicaciones que no estábamos juntos, pero que se estaba recuperando estupendamente, demasiado bien le habían dejado. Entonces la chica me dijo literal “Mejor, que se recupere bien, para ir a darle la brasa a otras”
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Íncara universitaria

Hoy he ido por primera vez a la ciudad universidad de mi cuidad
Ya veis soy como aquel atún, una piltrafilla sin estudios.

He sentido una envidia y un terrible arrepentimiento.
La gente universitaria son seres superiores. Para empezar el campus es un complejo intrincado de calles peatonales, calles circulables en coche y carriles bici. Que se entrecruzan una y otra vez, con carteles indicadores en los que solo ponen cosas como estas CCTI, INGT, CUVI, etc. Con lo que queda claro que buscar a donde vas esta solo al alcance de superdotados. Pero no solo con superiores intelectualmente. El campus esta situado encima de una colina. Y como ya dije antes allí arriba están todos los carriles bici que no hay por toda la cuidad. Debe ser bien cierto eso de mens sana in corpore sano, porque los que suban allí en bicicleta deben tener un físico superior.
Además se respira un aire de Peter Pan en el ambiente, sin rigideces en la vestimenta, sin horarios laborales, sin objetivos de ventas, sin fin de mes…
Eso si no paro de preguntarme que hace una sucursal bancaria en medio de aquel lugar. Lo tengo claro, quiero estudiar una carrera. De letras por su puesto: Ingeniera Bloguera Técnica Superior.

Mis 5 peores citas (entrega 4)

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El yogurín del que voy a hablar hoy salió de mi entorno laboral. El se empeñaba en ser cliente de mi empresa y mi empresa se negaba una y otra vez. Un día hablando por teléfono en estricto tono laboral, me coló que me quería invitar a una cena por las molestias. Me dio la risa, si hubiéramos cerrado el negocio aun, pero precisamente cuando le dimos negativas tantas veces no tenía sentido. Decía que yo era buena persona, que me había esforzado mucho y no era culpa mía que fracasara el negocio. Me hacía gracia que un chico mas joven que yo, me tirara los tejos tan descaradamente. A partir de ahí hasta la fecha de la cita cogió la confianza como para llamarme varias veces antes del evento.
Me contaba que le parecía una chica para algo serio (que manía todo el mundo con esto) que se quería comprar un piso, sobre la empresa que acababa de montar, que le gustaría contratarme como secretaria cuando fuera bien, y trataba de parecer a mis ojos formal, de fiar, lo mas lejos posible de un típico joven alocado y sin futuro.
No recuerdo donde cenamos (la cita hizo mucha mella en mi…) pero si recuerdo lo que hicimos después, pasar por delante de una bolera y entrar a jugar.
A mi no se me puede retar ni de pensamiento, que mi subconsciente se vuelve loco y la lía.
-¿Sabes jugar a los bolos?
- Jugar se jugar…
(Como al ajedrez, mover se mover las fichas, pero estrategia cero patatero)
Y a mi que me da igual llevar calcetines chillones y zapatos de payaso en una cita estelar, me planté en medio de la pista a hacer strike, tras strike, o como se escriba la palabrita. Y los hice, venga tirar bolos, como si hubiera entrenado todos los fines de semana los últimos cuatro años.
- ¡Vaya! Pues si sabias jugar…
- Que va pura suerte, enseguida se me cansará el brazo y no daré a ninguno.
- Ya, ya

Como gané la primera me propuso la revancha, que también gané. Me ponía cara de pena, pensaba que lo hacía en plan vacile.
- No me pongas esa carita que me das pena y me dejo ganar.
El se esforzaba, hacía posturas y movimientos profesionales, cambiaba de bola constantemente y yo trataba de ponerlo nervioso para que fallase. Y parecía funcionar, me estaba divirtiendo mucho. Hacía el parvo a posta y aun así puntuaba era mi noche.
La tercera “porque no nos vamos hasta que gane una” también la gane, todavía con mayor diferencia. Los jugadores de las pista de al lado no paraban de reír.
La cuarta ya fue de paliza, yo estaba cansada, me dolía el brazo y hacía rato que no me divertía y no sabia porque.
Al ir a devolver los zapatos notaba tensión; pero si iba con tacones y los calcetines de rayitas chillonas en la mano. Cualquier ser humano se reiría de mi.
Salimos fuera, él ya no hablaba. Entonces lo entendí; el chico responsable, formal y de futuro prometedor, era un niño que no quería perder ni a las chapas. Un niño con un orgullo grande. Que se había amargado toda la noche por perder con una chica a la que quería impresionar, chica que iba arreglada fashion y ponía el culo para fuera haciendo el payaso para tirar la bola. Si lo llego a saber hubiera perdido a posta, o no…
Creo que nunca me pasó pero se me encendió el chip maligno. Llovía fuera. Y me puse en plan me mojo el pelo y me despeino. No teníamos paraguas. “Se me van a deshacer los rizos”. La chica a impresionar ahora protestaba por su look capilar como si su húmeda cabeza solo sirviera para portar los folículos pilosos correspondientes.
Se marcho sin ni siquiera darme un beso de despedida. Su orgullo y resquemor se lo impedía.

Al día siguiente envié un sms en son de paz “Me duele muchísimo la mano, juguemos la revancha hoy me ganas fijo”. Nunca respondió.

Nota: Quien con niños se acuesta…
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Mi cartero nunca llama 2 veces

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Creo que ya comenté que de repente tenía tres trabajos. En tiempos de crisis no se puede acaparar, hoy abandoné uno. Uno en el que me dedicaba a dar la brasa a amigos y conocidos con una encuesta de seguridad laboral. A todo el que pillara un poco receptivo, a embutirle la encuesta. Y como todo el mundo te quiere echar una mano, ni me podía imaginar quien acabaría respondiendo a la encuesta. Cuando el cartero dejó en mi buzón la encuesta completada ni la revisé hasta antes de entregarla a la central. Cuando llego a la parte de si sufres discriminación, amenazas o violencia en tu trabajo, me fijo que la única respuesta afirmativa es la de “acoso sexual”. Alguien acosa sexualmente a mi cartero. No paro de darle vueltas. Mi cartero es muy alto y grande. ¿Será alguno de sus jefes o jefas? ¿Alguna de mis vecinas?.

Otro de mis trabajos es un negocio de barrio. Me conozco a todas las señoras de la zona. Y no puedo dejar de mirarlas con otros ojos. ¿Será una de ellas la que acose a mi cartero?, ¿serán varias?, ¿formaran una pandilla y le tienden emboscadas en el rellano al ir a firmar los certificados?. Que fuerte mi cartero sufre acoso sexual.

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Mis 5 peores citas (entrega 3)

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Este también salió de Internet quedábamos mucho para tomar algo, charlar y poco mas. De vez en cuando nos enrollábamos yo no quería nada más que lo que había y el aseguraba que tampoco. A él le ponía que me hiciera un poco de rogar. Y yo me hacía la dura. Hasta que un día me llevo a su proyecto de piso (estaba nuevo y casi sin amueblar, cama 2x2 claro que había). Entonces cuando decidí que era el momento de marcharse sucedió la hecatombe. Solo he conseguido dormir acompañada con dos personas muy concretas en mi vida. El resto no lo saben pero me pasaba el rato mirando al techo. Tampoco me gusta verle la cara a un tío recién levantado si no es el amor de mi vida, que no era el caso. Y no quiero que me lleven el desayuno a la cama, ni quiero preparar el desayuno a nadie. Por eso no me gustaba llevar ligues a casa si no tenía la certeza de que se fueran antes de dormir a la suya. Seré borde pero era el rollito ideal me iba a mi casa y punto, en teoría lo que todos los hombres anticompromiso quieren. Todos menos este.
Primero no me dejaba salir de la cama, luego ni vestirme, me escondía la ropa, insistía e insistía, que no lo entendía, que para el era importante, que le parecía mal que me fuera. Luego trataba de negociarme que un rato más. Después suplicar y poner cara de cordero, retenerme, suplicar, casi llorar… Yo ya tenía pánico y quería salir si o si. Cuanto más espectáculo más quería irme cuanto antes. Los vecinos debían flipar. Cuando por fin conseguí alcanzar la puerta, él ponía cara de resignación en plan “vete pero me partirás el corazón”.
Nota: no os fiéis de los que dicen que no quieren nada serio, primero te enseñan su hogar “en construcción” y luego ya eres para siempre.
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