Demasiado ocupadas

Me repatea oír hablar de la ley de igualdad. Me parece terriblemente injusta. Cualquiera puede decir que no estoy puesta en la materia, que no entiendo de leyes, de política, que no soy asistente social o que son necesarias medidas urgentes. Pero vivo y veo.

Me parece muy retrogrado que todavía queden empresas en las te paguen mas o menos en función de tu género. Por suerte o por desgracia en todas las empresas en las que he trabajado, hombres y mujeres cobraban lo mismo. Pero también sé, que si hubiera sido hombre no me hubieran contratado en ninguna. Cobrar cobraríamos lo mismo (la ley obliga), pero he tenido que aguantar cosas como “Este sector es muy machista, por eso queremos una chica”, “Tienes que usar tus armas de mujer y seducir a los clientes, pero sin que se den mal entendidos” de todo un gerente y a su hijo apostillando” No vaya a ser que pienses que te decimos que te acuestes con ellos”, como si la mal pensada fuera yo. Y no hay ley o castigo que haga cambiar esas mentalidades.

Cosas como, que según el género del agresor/a y el agredido/a puede ser considerado falta o delito un mismo hecho, que menos del 4% de parejas divorciadas tienen la custodia compartida de los hijos. ¿Esto es igualdad?

Se da por hecho que tenemos que ser mujeres macgyver. Valer para todo y estar demostrándolo continuamente. Laboralmente un hombre es, una mujer tiene que demostrar. He vomitado de rabia al ver que compañeros míos creían y comentaban que estaba en mi puesto por la “sonrisa” y tener que escuchar como se sorprendían “¡Anda! Si controlas mogollón de esto”.Una embarazada no es una minusválida y para demostrárselo al mundo no debería hacer falta subirse a un avión militar con 7 meses de embarazo.

Tengo la impresión de que las leyes se basan en números no en personas. Con los números no se consigue igualdad. Un 50%-50% en representación política, no nos garantiza que esas 50 personas se merezcan estar ahí. No sirve meter rellenos a dedo, que no tengan aptitudes para representarnos o lo que sería peor dejar a los que valen fuera independientemente de su género.

Queremos igualdad de oportunidades, pero sobre todo queremos cambiar la mentalidad, la forma de pensar.

Hay quien me dice que no entiende como no estamos manifestándonos en masa por ello. Otra persona me comenta que no entiende como no denuncio, que las insinuaciones laborables son castigables. La verdad no tengo ganas, prefiero emplear mis energías en otra cosa más útil como luchar por mi nueva empresa. Y como yo, todas nosotras. Entre trabajar fuera, trabajar en casa, cuidar hijos, cuidar maridos y cuidar familiares, buscar tiempo para nosotras y estar estupendas, revindicar nuestros derechos, incluso algunas luchar por no dejarse morir… para protestar por deshacer lo poco que han hecho, estamos demasiado ocupadas.

Cuidad Salvaje, Cuidad sin Ley.

Solo diré a mi favor que antes yo no era así, que es esta ciudad que esta descontrolada.
Cuando sabes con certeza que algo malo te van a hacer, que sabes que no tienen razón, el saberlo con certeza no suaviza el hecho. Así que en el momento que sabes que, por fin, ya lo han hecho, vives con la psicosis de encontrártelo el buzón, hoy, mañana o pasado. Y que el hecho de que no tengan razón, no exime de que te p……… y tengas que contratar profesionales para demostrar tu inocencia. Me consuelo pensando en los post jugosos que se avecinan.

En estos pensamientos andaba yo, a nadie le gusta meterse en juzgados, parada en doble fila, esperando a alguien, cuando me hizo sándwich un autobús. Me cabreé como no, pero por puro sentido práctico intente centrarme en cubrir bien el parte para que la autobusera no se me diera a la fuga. Una vez terminado el episodio aparqué justo delante la cafetería a donde me dirigía. Allí delante del café trataba de concentrarme en la conversación y olvidar el incidente, cuando justo el coche delante al mío, desaparcando embistió mi coche (nada del típico aparcamiento por sonido, embestida en toda regla).

Y tenía que pasar…

Una bola de fuego humana se levantó gritando a los cuatros vientos, cosas que no pondré aquí. Por suerte para la desaparcadora no le hizo nada a mi coche, porque no se lo que hubiera pasado. Le grite a gusto y le dije que se fuera. Volví a dentro, toda la cafetería y la calle me miraban y me escondí en el baño. Conté hasta diez…, volví a contar… volví a contar… otra vez… conté hasta cien, me sequé las lágrimas y salí. Me senté y nadie decía nada, solo dije:

- Soy un ogro, lo sé.

Ese lugar inhóspito llamado mundo...

Llego tarde. Tengo que meter garbanzos en mi cama, a ver si se vuelve menos agradable y me cuesta menos levantarme. Hace un día soleado y espléndido, voy a trabajar con un tremendo subidón. 1ª semana en la nueva empresa, 1º cliente y 1ª venta. El mundo es maravilloso.

Me subo al coche y descubro un agujero en mis medias, detrás de la rodilla por el que me cabe un dedo. No hay tiempo, al salir de la oficia ya me haré con unas nuevas, estas ya habían durado mucho.

Café con mis jefes en la oficina 2 (la cafetería). Tropiezo con una mesa y me desmonto un zapato. Estos dos se ríen y yo tengo la sensación de que me voy descomponiendo a trozos. Pero todavía luce el sol.

Llego al coche y descubro una ventanilla hecha añicos. Por un instante se me para el corazón. ¡Me han robado! Abro el coche y descubro que están todos mis trastos, navegador incluido. Me invade la angustia, quizá sorprendí al ladrón en plena faena, no lo he visto y está escondido esperando. El callejón está vacío me siento terriblemente impotente.

Mientras me pegan un parche en la ventanilla, trato de respirar hondo. Estoy cabreada, pero parece que me hayan pinchado con sedantes. Estoy en un bar de pseudo-polígono, en traje de chaqueta y falda, las medias agujereadas y parece que lleve un zapato diferente en cada pie. Me escondo tras el periódico, porque me siento diseccionada por los del pincho y carajillo mañanero.

De vuelta descubro que me falta un neceser que tenía en el coche con maquillajes. Ojalá les contagie algo, pienso.

Ya en casa me convenzo de que no ha sido tan terrible. Se ha solucionado rápido y sin coste para mí. El mundo sigue siendo maravilloso con sus malos momentos. Leo el correo… ¡anda el borrador de Hacienda!, lo abro. Un grito desgarra el aire, los pájaros huyen revoloteando y la calle enmudece. Todo me da vueltas. Hacienda dice que le debo 974. Necesito, gritar, romper algo, pegar a alguien, lanzar cosas, llorar, pero no me sale.

El cielo se nubla, hace viento y comienza a llover. Ya no tengo cabreo, tengo un mala ostia que no me aguanto. Las pobres personas ignorantes de mi estado que me llaman en ese lapsus solo escuchan gruñidos y gritos.

Paso la tarde en un estado más allá que aquí, gritando a todos los conductores que me cruzo.

No se como por fin llega la hora de volver a casa. Voy dando patadas rabiosas a una caja vacía que he bajado de la oficina. Me pongo la chaqueta y me siento en el coche. Oigo unos crujidos extraños. Me levanto rápidamente y miro la chaqueta. He reventado todas las costuras. Busco un espejo, por si me he vuelto verde y musculada.

De vuelta a casa, a cada rato, me fijo por si acaso se me empiezan a inyectar los ojos en sangre. El mundo es un lugar terriblemente inhospito.

P.D.: Esto pasó el miércoles de la semana pasada. Voy posteando con retraso. A estas alturas he hecho inventario y me faltan, el neceser de los maquillajes, una cámara digital vieja y el cinturón de mi gabardina roja ( ¿¿¿para que rayos querrían esto último???, creo que prefiero no responder). El navegador es nuevo me lo regalo el banco por domiciliar la nómina y me parece un trasto peligroso que distrae muchísimo de la conducción. La cámara no es mía, me la presta por tiempo indefinido un familiar, es vieja y pesada, y la funda del osito es cutre, pero la necesito y mucho, para hacer unas fotos a un muestrario para mi Web de artesanía y la necesito ¡ya!. He tratado de tomármelo con humor y diplomáticamente. He pegado un cartel en mi coche que pone: “Sin rencor. Te cambio la cámara que te llevaste, que nadie te dará un duro por ella, por un navegador nuevecito, tengo hasta la caja, te regalo los maquillajes y si me traes el cinto de la gabardina, hasta invito a café”.


Reinsomnio

No me gusta que mi libreta de escribir (la que cotillean mis pelusas bajocameras) empiece a estar mas llena de anotaciones de trabajo que de ideas sobre las que escribir.
Estoy en una cafetería esperando a mi jefa, las musas están mudas y me aburro.
Entonces lo siento, me llega, me agobia. Es de los caros, aproximadamente un cuarto de botella, en una dosis muchísimo menor, hasta sería agradable. ¡Mensaje captado! No eres una guarra te duchas y te pones colonia. Aunque si no hicieras lo primero tampoco se notaría con semejante cantidad de lo segundo. Me siento agredida, el perfume impone su presencia, mata el agradable olor del café y me dolor de cabeza a la altura de las cejas. Esto en un ascensor seguro que es toxico. Me siento invadida en mi espacio vital. Creo que no soy la única las dos señoras mas cerca, también arrugan la nariz de forma sospechosa. La portadora del perfume agresor se sienta en la mesa donde la espera un perifollo sesentón “que bien hueles" le dice; mis dos señoras arrugan aun mas la cara.He vuelto a trabajar en serio (llevo unas semanas de simulacro) y ha vuelto el insomnio. Esta vez, en vez de darle al Messenger y al Chat (¿Dónde os habéis metido todos?), me ha dado por coser muñecos, hacer webs y las pelis por-no (las que por-no verlas te duermes). No funciona, así que estoy abierta a cualquier proposición soporífera.

Pienso en Navarra… estoy aburrida de esperar a la jefa… hago garabatos en la libreta y la gente trata de curiosear que hago de reojo… garabatos como este…


Mariposa confiada

Estas semanas de silencio bloguero escrito (quiero ir a Navarra), tienen su origen en ciertas nuevas actividades con animo de lucro económico y emocional (y las ganas de ir a Navarra).

La amigdalitis me ganó la partida por segunda vez. Me lleva 2-0 la muy… me tuvo una semana en camita con antibióticos y sin voz (y con ganas de ir a Navarra).

Casi todo mi tiempo de Internet esta invertido en crear una nueva web que ya sacaré a la luz (y en pensar cuando iré a Navarra).

Dejé el trabajo, e inicio una nueva aventura laboral creando la competencia a mis antiguos jefes. De trabajar en “Tevamosaexprimir, s.a.” me paso a “Vamosaintentarexprimirtelomenosposible, s.a.” algo es algo. (por preferir, quiero ir a Navarra).

Como todavía estoy en paro, pero trabajando, nadie se cree que tenga tantas ganas de ir de vacaciones a Navarra. ¿Por qué Navarra? Es que veo el anuncio, todo tan bonito…, tan precioso… ¿quien no va a querer que le vengan a comer las mariposas a la mano?.