El hijo de mi casera.

El titulo del post de hoy reconozco, estimula la imaginación hacia las novelas rosa o las películas X. La verdad, yo me imaginaria ese hijo de la casera como un chico guapo, buen cuerpo, que viene a cobrar al alquiler o a arreglar los grifos. Sinceramente… ojala.Pues no. Este espécimen de ser humano agraciado precisamente no es y sus comportamientos son dignos de estudio. Para empezar el se ocupa de deforestar el jardín, porque la hierba la corta con una desbrozadora directamente. A la agradable hora de las 8 de la mañana sábados y domingos, y las 10 y media como muy tarde ya se ha ido. Debido a los maravillosos cuidados que le profesa al jardín, de vez en cuando se cae un árbol. Entonces en vez de la desbrozadora usa la motosierra para hacerlo trocitos. A mi, me da miedo, en plan psicópata, a pecho descubierto, descuartizando el tronco, con esa mascara protectora para no saltarse un ojo. Llega en su coche-lata lo aparca justo debajo de mi ventana y se pone a darle una lavadita. Llevo años viéndolo con el mismo coche, creo trabaja en un banco pero debe trabajar barriéndolo. Yo creo que viene a descargar la tensión acumulada por la semana, porque nadie si no es por gusto no madruga un domingo para cavar con saña, podar con saña y martillar con saña. Habrá que probarlo, igual relaja el Chi. Y yo creía que lo de tener dos hijos hacía sentar la cabeza, pero esto me crea dudas. Los niños de vez en cuando también los trae y es curioso son niños muy silenciosos, no gritan. Solo se dedican trotar por la subida de mi casa, retumbando el suelo. Cada día que viene encuentra una excusa para llamar a la puerta y despertarme si no lo había echo ya. Que si la factura de la luz, que si ha cortado el agua un momento, que si ha echado cemento no se donde… Y a mi que mas me da? Voy dormida, pillando la 1ª ropa que encuentro para abrir la puerta, apenas soy capaz de abrir los ojos, voy rascando el techo con los pelos de erizo que llevo. Una de dos o le gusta fastidiar o le pone verme de semejante aspecto. Una de las últimas veces que llamo a la puerta, al abrir, me encontré al espécimen con un casco de moto apoyado encima de la cabeza, como la hormiga atómica y un abrigo blanco lleno de barro, así a 1ª vista dos tallas mas pequeño de lo que debería. Me frote los ojos por el sueño y por la horrible visión. No recuerdo que me decía, pero cuando se dio la vuelta para marcharse, llevaba a la espalda un bulto debajo del abrigo en plan caparazón de tortuga ninja. Vamos que debía llevar una bombona de butano atada a la chepa. Lo veo subirse a una pedazo moto de esas de cruzar montes nuevecita y se va, atronando con el escape. Estos últimos fines de semana no ha llamado al timbre. Pero lo oigo dar vueltas con la moto por el jardín. Quizá simplemente le fastidie que duerma…
(Si alguien se siente aludido, negare cualquier veracidad de la historia, que nunca se sabe quien puede llegar a leerlo)
Pringando el ultimo sabado... a 10 días de.. la libertad

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