Mis 5 peores citas (entrega 1 que yo me enrollo para contar todo)

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He visto un meme que corre por ahí y tras mucho pensarlo me he animado a hacerlo. Le di muchas vueltas porque tengo la maldita costumbre de decir que tengo un “blog anónimo” a todo el mundo y aunque ya no me hable con algunos quien sabe si sigue leyendo…

Las citas horribles solo salen de dos sitios Internet y las cenas de empresa. Esta fue de lo segundo. Conste que no bebí hasta perder el sentido y era consciente de todos mis actos, la gilipollez me es innata. Era una cena de empresa pero a nivel nacional con los trabajadores de todas las delegaciones, la nuestra era delegación y central a la vez, la mayoría de la gente que acudía no los conocía. Me entretuve toda la cena entre: intentar saber quien era un chico que había en la mesa de los de valencia que era el vivo retrato de mi hombre ideal con su lunar mal colocado y todo; y picar a uno que conocía de cruzarme con el en la oficina, que estaba en mi mesa que iba de guay y sin complejos, pidiendo a las chicas si teníamos toallitas desmaquillantes y un lápiz de ojos. No para él claro, si no para mí que no iba maquillada bien y no me sacaba suficiente partido, sin comentarios.
Las mesas estaban puestas en círculo dejando en medio un espacio abierto para poder bailar después con la orquesta en directo que había contratado mi jefe para la ocasión. Yo comentaba en la mesa que nadie iba a bailar ahí en medio, que a la gente le daría corte y que nadie tenía huevos de salir el primero. El guay preguntó que si yo me atrevía y yo le dije que salía, si salía conmigo. Y dijo que si…
Después de la cena hubo entrega de premios a los que habían conseguido los objetivos, cada delegación aplaudía a lo suyos como si de un concurso por equipos se tratase. Los de mi mesa se ponían de pie cada vez que salía nombrado alguno de nuestra delegación. Mientras yo trataba de agacharme y pasar desapercibida, ya que el cañón del proyector pasaba justo por encima de mi y si me movía se me iluminaba el tupé. De repente dijeron mi nombre y tuve que salir al escenario a recibir un premio que no me merecía porque yo no había cumplido mis objetivos, pero no era cuestión de discutir que no era el momento. Aproveché para buscar al hombre ideal que hacia tiempo que no lo veía pero no lo encontré. Lo que si vi fue al chico sin complejos subido a la silla agitando la servilleta en plan hincha ultra. En aquel momento debí asustarme y encender la señal de alarma, pero estaba cegada por el p*** proyector.
Cuando volvía a mi silla empezó a sonar la orquesta y la pista se llenó ipsofacto, se ve que corría más alcohol en sangre del que pensé. El ultra de mi mesa bailaba con la secretaria cuarentera de mi delegación (veis lo que yo os diga) y me fastidió. Ahí debía tener alerta roja en la cabeza pero para tener una cita desastre hace falta una chica con la guardia baja. Y me fui al baño. Al volver, sentarme sola en la mesa quedaba cantoso, el hombre ideal salía por la puerta con una lapa de interminables rizos morenos, así que me mimeticé con la gente, medio bailando con las chicas de mi delegación. Cuando a traición alguien me agarro por detrás y me arrastró al medio de la pista. El ultra bailaba y bailaba aceptable además, sin pisarme. Y vuelta pa’qui y vuelta pa’lla y yo que mas que bailar giraba como una peonza, cegada por el rep*** proyector. En una de las vueltas me paró en seco y me plantó un beso en la boca. Ignoro si todos los jefes, los jefes de los jefes y los jefes de los jefes de los jefes, que nos rodeaban vieron algo. Yo me teletrasporté del centro de la pista a la terraza del restaurante y me quería morir. Me llevó de la mano a un rincón del jardín. Para decirme que se había enamorado de mi desde el primer día que entre por la puerta de la oficina, preguntarme la edad (no quería ser un asaltacunas, que considerado ¿verdad?) y que quería algo serio conmigo. Ahí yo debí huir pero como ya podéis haber comprobado aquí muchas veces para la mayoría de las cosas soy imbécil.
Nos besamos, nos pillo el dueño del restaurante, empezó a salir la gente que la fiesta se acababa y me convenció para seguir de fiesta con su grupo, yo había ido a la cena con otro. Mientras decidían donde ir a tomar unas copas nuestro jefe y jefe nacional a la vez nos decía a las chicas que tuviéramos cuidado de los hombres. Segunda vez clara que debí huir. Al final una vez se clarifico el caos me vi en casa de otro compañero de trabajo donde se celebraba un botellón del 15 y donde aparecían porros por doquier. Al pollo en cuestión, apodo dado por un amigo mío, le cayo una bronca tipo alud de cómo a mí intolerante total a las drogas me llevaba a semejante antro.
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6 comentarios:

Petri dijo...

Menuda historia, para peli de jolivud un besito.

Guisandome la vida, Carmen Albo dijo...

Aún me estoy riendo, Íncara...que suerte tener un alter ego y poder versionar y contar estas cosas...Con el nombre y foto de una misma...como que pierde gracia.

Yo tengo unas cuantas peores citas también para contar...y no parar...Igual si vuelvo y firmo como anónimo, nadie se entera...

Que me he reído mucho, y me has teletransportado unos cuantos años atrás...Y si fuesen recientes, los años, como tampoco podría decirlo...

juan dijo...

jejej muy bueno... si te fijas son esos momentos que nos quedan los que mejor nos quedan de recuerdo... señal de que te lo pasaste bien...
P.D. Gano el macho alfa... jeje ya que te conquisto jeje

Drei dijo...

Macho que???? Zeta mas bien...

El mini macho en cuestión cuando consigui oir de mi boca " Veeeeeenga valeeeeee pesaooooooo, somos novios formaaaaaaales...." No me llamo nunca mas, cosas de la vida (Luego la vida explico sus motivos, de la que me libre)

Carmen para poder dar rienda suelta a lo que llevo dentro necesito el anonimato, nunca sabes quien pueder leer y como lo puede usar, sobre todo. Y poner motes es mucho mas divertido.

Bicos

Guisandome la vida, Carmen Albo dijo...

Sólo desde el anonimato se pueden contar cosas como estas...por eso me estas dando tanta envidia...

Yo no puedo ni contar algo diciendo que le ha pasado a una amiga, o a alquien que conozco, o que alguien me djo algo de otro alguien....

Cuando firmas, siempre habrá perversos pensando que tu eres la de la historieta del día que una tonta salió del baño por todo Barajas paseándose con su faldita de vuelo enganchada en la cinturilla de sus bragas. Y probablemente acierte, que es lo peor.

Drei dijo...

Carmen, tengo la solución. Por aqui ya soy semi-anonima muchos conocidos saben quien soy. Entonces hay que hacer lo que se llama el blog supersecreto. uno que ni enlazas, ni comentas a nadie ni nada y ahi sueltas a gusto. Eso si muy atenta de desde donde haces los comentarios a los demas blogs si una identidad o la otra :D Una amiga y yo lo practicamos... y es como sesiones y sesiones de psicologo gratis jajajaja

Besiños