No se lo que quiero

Por no saber no se si lo mío es de psicólogo, o de un par de tortas para despejarme. Hasta hace unos años me obsesionaba profundamente el llevar el control de mi vida, tomar las decisiones correctas, ir un paso por delante de los acontecimientos, definir bien claras las metas, y me desencajaba completamente el comprobar que me había equivocado en algo. Después decidí dejarme llevar, que la vida misma me enseñase las opciones, dejar fluir los acontecimientos, be water my friend…. Ahora no lo se.

No se en que sector buscar trabajo. (Todos los que toco van a pique). ¿Un trabajo intenso y bien remunerado o algo más sobrio y tranquilito? ¿Buena relación laboral o todo por la pasta? ¿Buscar aquí o buscar fuera? ¿Empleo o autoempleo? ¿Carne o pescado? ¿Estudias o trabajas? ¿Ciencias o letras? ¿Novio formal o amigos informales? No lo se.
Familia y amigos me dicen que con saber lo que no quiero ya tengo bastante. Y seguro que tenéis razón.

Hago lo que hacen los parados a parte de buscar trabajo, claro; dormir hasta mas tarde, acostarme mas tarde, planchar el sillón, vamos lo que debería ser disfrutar unas mini vacaciones. Sin embargo estoy aquí mordiéndome las uñas del alma. La verdad es que todo esto de no saber lo que quiero no es del todo cierto. Por que lo que quiero es encerrarme en mi taller con un pincel en cada mano y otro entre los dientes, por tiempo indefinido. Quiero a Petit (una perrita preciosa que tiene mi madre) para que me muerda los pantalones y el pelo para jugar. Que las paredes y los techos desparecieran, y mi taller se convirtiera en una terraza de un dique del mar del caribe. Y pintar los peces que nadan entre mis pies. Y cestas de frutas tropicales sobre la mesa. Y siempre helado a punto de derretirse. Y Brad Pitt que me abanique. Y cuando Brad irrefrenablemente atraído por mi encanto, me dijera que deseaba hacerme el amor apasionadamente, yo le respondería: “lo siento Brad, eres un cielo, pero no se si es lo que quiero…”

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