El declive de la flauta de Bartolo

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Iba escribir sobre la navidad, ya se que es pronto, pero donde trabajo ya tenemos el chiringuito montado desde el día 20 de Octubre, para que no se nos adelante el corte el ingles, por si ya fuera poca tortura.
Iba a escribir sobre los terroríficos y torturadores adornos navideños que han colocado en afán de dar ambiente navideño. Unos osos de peluche de un metro de altura que bailan y tocan instrumentos al son de la música. Los niños cuando los ven salen corriendo aterrorizados.
Iba a escribir sobre las ideas asesinas corta cables que me crean las 5 canciones que solo saben tocar los bichos que duran 2 minutos cada una (echad cuentas de las veces que se repiten una y otra vez a lo largo del día) y sobre el mal rollo que dan que parecen que vayan a salir corriendo a por ti por que saben que quieres acabar con ellos. Estoy segura que cuando cerramos a la noche se pasean por la tienda aporreando sus instrumentos.
Iba a escribir sobre que dentro de nada nos cambiaran el nombre de navidad por uno mas adecuado y que no hiera sensibilidades. Pobres niños musulmanes que no pueden ser ovejas o pastores de la obra del colegio. Con lo que molaba tirar de la cola del disfraz del compañero.
Pues eso que iba a escribir sobre “las fiestas de invierno” (Navidades) adelantadas de mi trabajo repleto de mini “asentamientos judeo-palestinos” (Belenes) pero me ha sucedido algo que lo deja fuera de juego.

A mitad semana recibí una llamada del padre de unas chicas que conocí hará unos 7 años en un viaje de vacaciones, por el mundo adelante. En un idioma que se pero que no hablo ni practico hace mas de 4 años me contó que me había escrito emails pero que yo no contestaba. Con gran dolor de cerebro por la falta de uso conseguí contestarle que aquel mail ya no existía hacia años y que “me encontraba bien, gracias”. Dijo que me mandaría un nuevo mensaje a mi correo actual y se despidió. Al día siguiente recibí un mensaje en el que me contaba que se acordaba mucho de mí, quería saber que había sido de mi vida y que al conocerme le había pasado algo que nunca le había pasado con nadie. En mi cerebro debería haberse encendido una sirena, luces de colores y el estado “alerta 5” por lo menos. Pero ya dije que tenía el idioma oxidado y podía haber traducido mal algunas cosas. Como no conteste, volvió a llamar a los días. Alegué tener un virus (verdad), no haber leído el mail (mentira) y no poder contestar (verdad). Empezó diciendo que era algo muy personal, que no quería crearme problemas, (mis ojos como platos de postre) que cuando me conoció sintió algo especial y que no me dijo nada para no crearnos más problemas… (Ojos como platos soperos) Que hacía 3 años que se acordaba especialmente de mi, que quería cumplir sus deberes como padre pero con su mujer estaban acabados sentimentalmente (ojos como platos llanos) y que aunque él estaba legalmente casado como cuando lo conocí, su alma era libre… (Ahí se me cayeron los ojos definitivamente). Entonces fue cuando hizo la pregunta final, que como lo veía yo todo, que pensaba al respecto, si tenía pensado viajar por su país y si estaba casada. Aquí supongo que él se imaginó que yo diría que plantaba todo y salía corriendo a verle. Para su disgusto le dije que no estaba casada, pero que el idiotizador me ofrecía una alternativa bastante interesante. Trate de decirle con todo el tacto que me era posible mientras rebuscaba mis ojos caídos sobre las cebollas que picaba para la cena, que quizás, era un suponer, pero a veces las personas nos hacemos ilusiones equivocadas. Entonces empezó a disculparse una y otra vez por si me creaba problemas. Creo que si alguien tenía un problema, y serio, era él. Cuando por fin colgó llame a mi madre, que también conocía a este señor. Digo señor porque mi madre que si acordaba bien, calculó que tendría unos treinta y pico años mas que yo en la actualidad y mínimo dos hijas, una mayor que yo. Por mi parte viendo las fotos del viaje no soy capaz de distinguir quien es de entre 5 señores que salen en la foto. Recuerdo que en ese viaje yo estaba muy interesada en ligar con otro chico que me sacaba menos de diez años y se encandiló ante mi imponente presencia… A saber que colonia me echaría en ese viaje…

Como final solo diré una cosita… como dicen en un refrán por aquí “homes, homiños, macacos e macaquiños” cuidado con la pitopausia que puede ser muy mala.

La realidad como siempre supera la ficción

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En mi trabajo te sientes como en un reality show. Tus superiores te controlan por las cámaras de seguridad si hablas con tus compañeros, en vez de controlar a los clientes que roban. Además te hacen contratos por ett de un mes en un mes, con lo que te pasas todo el mes “nominado” y el último día de contrato a las diez y media de la noche (os lo aseguro a las 22:30) te mandan un sms de tu ett para saber si tienes que ir al día siguiente a trabajar o no. Ni mi jefa mas directa en la mayoría de los casos no sabe si estarás expulsada o no. Para no ser expulsada tienes que llevarte bien con tu encargada directa y con el mando inmediatamente superior, la supervisora. Para llevarte bien con la encargada tienes que hacerte amigüita suya, hablar de programas de cotilleos, de si vendemos mucho, etc, etc. Para llevarte bien con la supervisora tienes que preguntarle si todo lo que has cambiado de sitio le gusta y queda bien. Al principio parece sencillo, pero resulta que no se soportan entre ellas y si una se entera de que te llevas demasiado bien con la otra, date por expulsada. En mi trabajo cada 15 dias despiden a alguien… se hace difícil llevar la presión.

Para colmo, llega un cliente y te pregunta:
- mmmm… eeeeeh… estooooo… ¿tu vives aquí?
- Prácticamente…

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